En mi pintura, el agua es la gran protagonista. Trabajo con tintas y acuarelas, dejándolas fluir sobre la tela como la vida misma: sin control, con entrega, escuchando su ritmo.
Las imágenes no siempre las pienso. Más bien, llegan a mí en momentos de claridad, esos instantes donde se disuelven los límites y nos sentimos parte de un Todo.
Brotan del amor, de los orgasmos, de los duelos, de los nacimientos, de la lactancia… De todo lo que es vital y, por lo tanto, tiene su propio tiempo de gestación. Nada se apura.